Tarta de nata y fresa con mousse de fresa

La tarta de fresas es uno de los postres más consumidos por los amantes de la fruta. Fácil de hacer y resultón, hacen que sea el preferido de muchos.
En esta ocasión, para darle un toque de innovación, vamos a variar la receta original para que quede más sabroso y que los comensales se chupen los dedos.

Preparación previa de la tarta de fresas

Antes de empezar, más vale tener todo lo que vamos a utilizar. De utensilios, vamos a necesitar un molde, preferiblemente de aluminio y unos 28 centímetros, que se pueda desmoldar. Si disponemos, lo ideal es tener una batidora de varillas o una termomix, para que montar sea más sencillo. También vamos a necesitar una batidora y un colador.
Como ingredientes, 500 gramos de fresas o fresones, 2 bases de tarta, 600 mililitros de nata para montar fría, 100 gramos de azúcar fina o glasé, mermelada de fresa, agua, 2 hojas de gelatina neutra, 1 huevo (opcional) y algo de agua.

Primera fase en la elaboración de la tarta

En primer lugar, cerciorarnos que la nata está fría y mantenerla en la nevera. Si tenemos espacio, meter el recipiente donde vamos a montar la nata y las varillas en la nevera. También metemos la gelatina neutra en agua para que las láminas se ablanden (5 minutos).
Comenzamos lavando bien las fresas y quitándoles las hojas. A continuación cogemos la mitad y las pasamos por la batidora hasta que queden hechas puré. Si no nos gustan las pipas o los trocitos que puedan quedar, lo colamos y dejamos en un calentador. Lo calentamos junto con la gelatina hasta que esta esté bien disuelta, y reservamos.
Seguidamente se monta la nata, se utilizan 200 mililitros para el relleno y 400 para la decoración. Se puede montar todo de una vez aunque es preferible hacerlo de dos veces, puesto que el relleno debe llevar algo más de azúcar. Si lo hacemos de dos veces, montamos la nata del relleno con la mitad del azúcar glasé. Una vez montada la nata, se va añadiendo el puré de fresas y gelatina.
También se añadiría la clara de huevo a punto de nieve en caso de que queramos usarla. Lo único que vamos a conseguir es un mousse más o menos esponjoso. Una vez que tengamos el mousse totalmente mezclado, colocamos una base de tarta en el fondo del molde, vertemos el mousse, alisamos y colocamos la otra base de tarta encima sin dejar hueco entre el mousse y la base. Dejamos reposar en la nevera mientras se prepara el resto.

Segunda fase de preparación de la tarta de nata y fresas

En un calentador, ponemos unos 100 gramos de mermelada de fresa con dos cucharadas soperas de agua y revolvemos a fuego lento. El objetivo de esto es crear una especie de almíbar. Si queda muy aguado ponemos más mermelada y viceversa. Entre tanto, vamos cortando las fresas a mitad, de arriba abajo, que queden una especie de triángulos.
Una vez esté el almíbar hecho, metemos las fresas cortadas, por tantas si no caben todas. Con esto la fresa debe quedar totalmente cubierta por el almíbar y reblandecerse un poco con el calor. Sacamos la tarta de la nevera y vamos colocando las fresas encima haciendo un círculo interior, que quede espacio en el borde para decorar con nata. Una vez puestas todas las fresas que quepan, montamos el resto de la nata o si ya la teníamos montada, la sacamos de la nevera. Si el mousse está bien hecho, no debe haber problemas para que podamos desmoldar ya la tarta y colocarla en un plato o bandeja, donde vayamos a servirla.
Una vez desmolada, cubrimos el borde de la tarta con nata. Podemos usar una cuchara o una espátula. Para la parte superior, lo ideal es decorar con una manga pastelera para que quede más bonito, pero si no se tiene, se puede hacer con una cuchara y hacer nuestros propios dibujos con un tenedor. Ya decorada, si nos han quedado fresas, podemos poner encima de la nata o pegadas en los laterales.

Trucos, realizar un almíbar más ligero

Si ya hemos probado anteriormente con bases de tarta y nos parecen que son demasiado secas, podemos hacer un almíbar más ligero con mermelada de fresa y agua y mojar las bases de tarta en él para que tengan una textura más esponjosa. Esto habría que hacerlo antes de verter el mousse y las fresas cortadas.
Por último, como cada maestrillo tiene su librillo, al mousse de fresas, una vez que está prácticamente mezclado o incluso cuando ya está sobre la base de tarta, se le puede añadir unas cuantas fresas picadas para que tenga un contraste entre el mousse y la fresa natural.

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